lunes, 4 de agosto de 2008

Más negros

La estafa del grupo. Y su maravilloso mundo de la diversidad. Era ahí a donde quería llegar. Obama dio un maravilloso y sentimental discurso sobre la raza para concluir que todos, negros, blancos y amarillos eran americanos. Recordó lo obvio: todos son ciudadanos. Me eché a llorar. Creía haber entendido por fin el auténtico logro de ese movimiento por los derechos civiles: convertir a los negros en individuos. Léase, ciudadanos. Sin embargo, el resultado fue el contrario: el grupo, y su ficción de la diversidad. Se impusieron cuotas y la canallada de la discriminación positiva. Se colectivizó, por tanto, la desigualdad. Y, ya puestos, la estupidez. Nadie se hará responsable de su propio fracaso. Todo se debe a una injusticia de un pasado todavía latente (que en etimología zapaterista viene de "late atento", como ideología de "idea lógica").

De Obama se hablan maravillas. Hasta yo me emociono. De momento, su último gran paso ha sido un despunte de la raza a la clase. Es un intelectual y piensa: mis hijas, que no necesitan ningún tipo de ayuda, se podrían ver beneficiadas por las medidas de discriminación positiva basadas en la raza. En cambio - continúa - una familia blanca pobre, no. Bien razonado. Un paso más (¡atrás!), y dará por muerta la discriminación positiva. Pero a tanto no llegará. Obama es un socialdemócrata, tal vez a su pesar. Y la socialdemocracia sólo entiende de cuotas. Y digo a su pesar si es cierta la versión que circula por ahí de que Obama no mencionó la raza en su solicitud de ingreso a Harvard. Vamos, que fue el mérito lo que le llevó allí. Y estas alturas, todo el mundo sabe que el mérito no es de este mundo socialdemócrata.

Y acabo ya con los negros (no de forma literal, se entiende). El gran salto no es el que de momento propone Obama: de la raza a la clase (al menos esta última categoría es menos difusa y se puede sostener con datos socioeconómicos). Sino de la raza al individuo. El fin de la discriminación positiva. Todo un mérito. Pero para entonces se tendrán que haber cerrado unos cuantos departamentos universitarios de estudios políticos y sociales. Eso sí que sería un auténtico mérito.

Post Scriptum. "Por mi parte opino que el problema negro no existe, y que no existe precisamente porque los negros son una raza de color. Si los negros fuesen blancos, entonces sí que constituirían un problema como el que constituyen los gangsters o pistoleros, a los que no hay medio de aislar; pero dentro de su piel cada negro está tan lejos de los otros ciudadanos americanos como un papagoe en su campo de concentración. Es decir, que, en mi sentir, el problema negro se resuelve por sí mismo, y esto, después de todo, no deja de ser una suerte, porque si hubiese que resolverlo desde fuera, ya podríamos esperar sentados". Julio Camba, "Negros y blancos", en "La ciudad automática".

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