lunes, 18 de agosto de 2008

Héroe a su pesar

En unas condiciones de salud precarias, dos años sin poder comunicarse con nadie, encandenado como un perro y servil a cualquier enfermadad selvática, el ex congresista colombiano Luis Pérez Eladio vivió un calvario de 6 años, 7 meses y 18 días en la prisión de las FARC. Después de su liberación el 27 de febrero de este año, el antiguo político, ahora exiliado en Miami por las frecuentes amenazas del grupo terrorista, publica el libro “7 años secuestrado por las FARC”. Está editado por Aguilar/Santillana, y disponible en las librerías de Estados Unidos desde el 11 de agosto. Eladio Pérez relató al periodista Darío Arizmendi, del programa “Hoy por Hoy” de Colombia, todos los detalles de su cautiverio, las duras condiciones de vida de los secuestrados, su relación con Ingrid Betancourt, sus captores, la apatía de la sociedad y la desidia del estado colombiano.
El 10 de junio de 2001, el ex senador por el departamento de Nariño se encontraba en el corregimiento de La Victoria (Ipiales, Nariño, al sudoeste de Colombia), cuando unos “guerrilleros” de las FARC lo “retuvieron”, según el lenguaje orwelliano al uso del grupo terrorista. “Creía tener 'buenas relaciones' con las FARC en el sentido de que cualquier persona que hace carrera política en Colombia no tiene más remedio que convivir con ese fenómeno”, comenta Eladio Pérez en una entrevista concedida a EL DIARIO/ LA PRENSA.
Las FARC, que se formaron en 1964, están consideradas una organización terrorista por la Unión Europea y EE UU. Eladio Pérez tenía una concepción más comprensiva con el grupo armado antes de su secuestro: “Tenía una visión altruista de un movimiento guerrillero que luchaba por el poder en Colombia para ejercitar unos cambios estructurales en la sociedad”. Después del secuestro, “me di cuenta de que es una organización dedicada hoy a fines eminentemente terroristas y vinculada de forma directa al narcotráfico”. Para el ex senador, sus prácticas de extorsión y secuestro le hizo perder a las FARC su rumbo político, hasta conseguir el rechazo unánime de la sociedad colombiana. “El sólo hecho de mantener a unas personas secuestradas es terrorismo; son actos de intimadación a la población civil”, apostilla Pérez.
Durante todo el tiempo que duró su cautiverio, el ex político tuvo en su haber una radio que le tenía informado del resto del mundo. A través de la radio recibía mensajes de su familia, gracias al programa “Las Voces del secuestro”. “La radio fue el cordón umbilical para mantener la fe y esperanza por salir en libertad un día”, añade. En los dos primeros años de secuestro, Eladio Pérez estaba solo con sus captores, sin poder comunicarse con nadie. Los terroristas tenían órdenes de no hablar con el secuestrado. “¡Hablaba con los árboles!”, narra en su libro. “Muchas veces perdí la esperanza. Uno se instala en una cultura de muerte, no de vida”, afirma el ex senador. “Más de una vez pensé quitarme la vida”.
Hubo momentos muy duros, especialmente por la precaria situación económica en la que quedó su familia. Eladio Pérez denuncia la indiferencia de la sociedad colombiana y el estado por su falta de apoyo a las familias de los secuestrados. “Nos secuestró también el olvido de la sociedad colombiana”, enfatiza el ex político.
El 4 de febrero de este año, muchos ciudadanos se manifestaban en las principales capitales del mundo en contra del terrorismo de las FARC. “La presión de la comunidad internacional fue lo que despertó la conciencia de los colombianos”, valora Pérez. “Por primera vez, nuestros compatriotas marchaban en contra de los actos violentos y la presencia de las FARC. Y se acordaron de que estábamos unos colombianos pudriéndonos en la selva”. Tuvo que pasar siete años.
“¿Cuantas muertes se podrían haber evitado si hubiera habido un mínimo de solidaridad por parte de la sociedad colombiana para tomar una determinación?”, se pregunta el ex senador. “¿Cómo una sociedad puede seguir tranquila cuando hay 4 000 secuestrados? ¿No es una vergüenza? La sociedad colombiana está enferma, anestesiada por una cultura de la violencia”.
El Estado colombiano también ha mostrado una grave irresponsabilidad al no dar protección a todos sus ciudadanos. La prueba más flagrante fue el secuestro de Ingrid Betancourt, con la que Eladio Pérez compartió cuatro años de su secuestro. O el propio caso del ex senador. A los pocos meses de ser liberado, y tras la “Operación Jaque” del pasado 2 de julio, que acabó con el rescate de Betancourt y otros secuestrados por el ejército colombiano, este ex senador tuvo que abandonar su país por las continuas amenazas de las FARC.
“Pensaron que yo había suministrado información al Gobierno de Uribe. Pero no es cierto. Nunca me pidieron esa información”, aclara Pérez. La falta de garantías de seguridad le obligaron al exilio a Miami, donde reside ahora con su familia.
Después de casi siete años de secuestro su forma de concebir la vida ha cambiado por completo. Ahora Eladio Pérez asegura valorar cosas que antes no eran prioritarias, como su familia, que sufrió mucho y nunca dejó de darle aliento. Es prudente: “Por encima de ciudadano, soy ahora un hombre familia”. Y por cautela prefiere seguir la lucha desde la distancia. Se considera un mártir, no un héroe. Sin embargo, el ímpetu por dar testimonio de su calvario y por denunciar la lacra de la violencia en su país lo han convertido, quiera o no, en un héroe. A su pesar.

(Publicado en El Diario/La Prensa el domingo 17 de agosto)

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